Ante el aumento de esta modalidad de trabajo, que además facilitó la continuidad de ciertas actividades económicas y la relación laboral en medio de un contexto con fuerte impacto negativo en los mercados de trabajo, el informe determinó que los trabajadores formales, de mayores niveles de calificación, en ocupaciones profesionales, técnica y administrativas continuaron con sus tareas laborales desde sus domicilios.
“Con anterioridad a la pandemia, el trabajo a domicilio se combinaba con el trabajo en el establecimiento, pero en el contexto de cuarentena pasó, en muchos casos, a ser la modalidad exclusiva de trabajo. La irrupción de la pandemia hizo que esta modalidad sea una de las pocas alternativas para continuar la actividad económica y la relación laboral en circunstancias excepcionales”, señaló el documento.
Sin embargo, en el caso de los trabajadores informales, cuentapropistas, jóvenes, de menores calificaciones y de bajo ingresos laborales, fueron los que experimentaron las mayores pérdidas de empleo y de horas trabajadas, especialmente en la primera mitad de 2020.
Desde la organización indican que a pesar de que la región ha reportado avances en materia de regulación del teletrabajo, el aumento sin precedentes de esta modalidad dejó en evidencia una multiplicidad de desafíos que deben ser abordados para que contribuyan positivamente a las empresas y a los trabajadores.
“Es posible identificar buenas prácticas que protejan los derechos, la salud y el bienestar de los trabajadores, y que generen una cultura organizativa que permita aprovechar eficientemente las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías y obtener ganancias de productividad y resultados eficientes a los objetivos y posibilidades de las empresas”, subrayó el análisis de la OIT.
