Entre 2017 a 2019 el incremento fue de un tres por ciento, según el último informe de la Organización Internacional del Trabajo. A su vez, el informe destacó que la proporción de trabajadores jóvenes migrantes, de entre 16 a 24 años, aumentó casi un dos por ciento desde 2017.
Uno de los resultados más relevantes señalado por la organización es que los países con altos ingresos siguen atrayendo la mayor parte de los trabajadores extranjeros: “De los 169 millones de trabajadores migrantes internacionales, 63,8 millones (37,7 por ciento) viven en Europa y Asia Central; otros 43,3 millones (25,6 por ciento) viven en las Américas”.
El documento Estimaciones mundiales de la OIT sobre los trabajadores y las trabajadoras migrantes – Resultados y metodología resalta que en 2019 los trabajadores migrantes internacionales sumaron el 5% de la fuerza de trabajo a nivel mundial, lo que los convirtie en una parte integral de la economía.
Respecto al sector; la asistencia sanitaria, el transporte, la atención al público, la agricultura y el procesamiento, que representan en gran medida los servicios esenciales, son los espacios donde los trabajadores migrantes tiene mayor participación.
Sin embargo, con la crisis del covid-19 se evidenció que se encuentran en un estado de vulnerabilidad mayor, ya que están sobrerrepresentados en empleos mal remunerados y poco calificados, y tienen un acceso limitado a la protección social y menores oportunidades de acceso a los servicios de apoyo.
En torno al género, los números indican que las mujeres enfrentan más obstáculos socioeconómicos. Son mayormente discriminadas y el hecho de que no tengan contacto con personas afines dificulta el equilibrio entre la vida profesional y familiar en el extranjero.
