Desde la Unión General de Trabajadores UGT enviarán al Congreso Nacional una propuesta, con carácter de urgencia, que pide una Contribución Social contra el Hambre o ICF (Impuesto Contra el Hambre).
En la propuesta, que será llevada a la Cámara por los diputados federales Luiz Carlos Motta y Valdeván Noventa, se especifica que el ICF no pretende ser una contribución permanente, su duración se limita al periodo que dure la pandemia. El vicepresidente de la UGT y autor de la iniciativa, Roberto Santiago, aseguró que cerca del 53% de los brasileros no comen la calidad y cantidad ideal y, que para el 44%, la carne ya no es parte de su dieta.
Para la implementación del ICF se necesitan R $ 4,6 mil millones mensuales para la distribución de 20 millones de canastas básicas de alimentos. Teniendo en cuenta los datos del Banco Central, que muestran que el 1% de la tributación a las transacciones financieras representa R $ 12,5 mil millones, el ICF representa un porcentaje del 0,02%.
Según el documento de la organización sindical, la UGT pretende asociarse con las empresas gestoras de Vale Food para evitar que la administración de los recursos implique la creación de una actividad costosa y el recurso se destine solamente para la compra de alimentos.
“No estamos hablando de escasez de alimentos, sino de acceso a alimentos y falta de ingresos, lo cual es inhumano, ya que, en 2020, Brasil se destacó en el crecimiento de bienes de lujo, como Porsche, que registró un incremento del 30%”, resaltó Santiago.
