Según estimaciones preliminares de la Organización Internacional del Trabajo, en el segundo trimestre del 2020 cerca de 23 millones de personas pasaron por la modalidad laboral del teletrabajo, en el peor momento de crisis económica a nivel regional.
Para la organización, dicha modalidad surgió como una alternativa para garantizar la continuidad de la actividad en sectores claves y la relación laboral. Incluso la nota técnica señaló que un 20 a un 30% de los asalariados que estuvieron activos laboralmente lo hicieron desde sus domicilios, durante la vigencia de las medidas de confinamiento.
Un punto especial del análisis de la nueva modalidad es que, implica varios desafíos en cuestión de regulación, derechos, y otras aristas, que deben ser abordadas con urgencia ya que “sin controles adecuados, el trabajo desde el domicilio podría derivar en relaciones laborales que no reconozcan la dependencia”.
“La crisis causó una aceleración de tendencias en los mercados laborales, lo cual deja la sensación que junto a la situación dramática de la pérdida de empleo el futuro del trabajo se estuviera manifestando antes de lo esperado”, dijo Vinicius Pinheiro, director General de OIT.
En ese sentido, el documento destacó que es crucial que los diferentes países y las sociedades se preparen para la continuidad de esta modalidad que parece instaurarse con fuerza en varios sectores y que es conveniente para las empresas y las personas, e incluso, repensar la proliferación de formas hibridas que combinen el trabajo presencial con el homeoffice.
