El pasado 16 de julio, la Comisión Nacional pro Conmemoración del Día Nacional de las Trabajadoras y Trabajadores Bananeros llevó a cabo un foro que forma parte de una serie de iniciativas destinadas a rescatar, reivindicar y celebrar uno de los hitos más relevantes en la historia sindical de Costa Rica. Este evento se centró en la importancia histórica y contemporánea del movimiento obrero bananero en el país.
Marielos Aguilar, historiadora y especialista en la historia del movimiento social y sindical costarricense, compartió sus conocimientos en una conversación con La Rel UITA. «En Costa Rica, las y los trabajadores bananeros ocupan un puesto muy importante en la lucha reivindicativa del movimiento obrero nacional, especialmente a partir de los años treinta cuando entran en contacto con el recién fundado Partido Comunista Costarricense», explicó Aguilar.
Uno de los principales protagonistas de esta historia es Carlos Luis Fallas «Calufa», trabajador y dirigente obrero bananero, además de escritor. Su experiencia en las plantaciones bananeras de la United Fruit Company (UFCO) quedó plasmada en su obra «Mamita Yunai», la primera novela costarricense, que denuncia las condiciones inhumanas de vida y laborales en las plantaciones.
El Hito de 1934
El 4 de agosto de 1934, en Guápiles, trabajadores y trabajadoras de las bananeras de la UFCO acordaron formalizar sus reivindicaciones en un documento para entregárselo al gerente de la transnacional estadounidense. Entre las demandas figuraban el reconocimiento del sindicato, aumentos salariales, jornadas laborales de ocho horas, pago de horas extra y servicios de salud. Ante la falta de respuesta, los trabajadores planearon una huelga general.
Aunque la compañía inicialmente firmó un acuerdo con el sindicato, nunca lo cumplió, y utilizó diversas tácticas para desactivar la protesta. Sin embargo, una nueva huelga estalló entre el 9 y 10 de septiembre del mismo año, siendo brutalmente reprimida.
«Se trata seguramente de la parte más amarga, dolorosa y cruel de esta gesta heroica de los trabajadores bananeros organizados que, a pesar de la fuerte represión, supieron marcar el inicio de un proceso irreversible», afirmó Aguilar a la organización regional. En 2016, la Asamblea Legislativa de Costa Rica estableció el 4 de agosto como el Día del Trabajador Bananero mediante la Ley 9393.
Relevancia para las nuevas generaciones
Aguilar subrayó la importancia de esta conmemoración para las nuevas generaciones. «Costa Rica debe legitimar ese reconocimiento a obreros y obreras que fueron un verdadero baluarte del sindicalismo del sector privado», apuntó.
«Si comparamos las reivindicaciones de los trabajadores bananeros hace casi un siglo con lo que ocurre hoy en el sector agroindustrial costarricense, nos damos cuenta que las condiciones siguen siendo casi las mismas», concluyó el dirigente.