El cónclave reunido en la Capilla Sixtina eligió este jueves 8 de mayo al nuevo pontífice de la Iglesia católica. El nombre elegido parece ser un potente mensaje sobre la dirección y los valores que el nuevo líder de la Iglesia Católica desea imprimir a su pontificado, en este caso el nuevo cardenal Robert Prevost decidió adoptar «León XIV», presentándose como un claro eco del legado de León XIII, el recordado «papa obrero».
La elección del cardenal estadounidense-peruano Robert Francis Prevost causó furor y expectativas, tras convertirse en el segundo Sumo Pontífice proveniente de América, con una profunda conexión con Perú, país donde vivió más de 30 años y del que adquirió la nacionalidad.
León XIII, autor del Rerum Novarum
La conexión más evidente y significativa de la elección del nombre León XIV reside en su predecesor histórico, León XIII, quien ocupó el trono de San Pedro entre 1878 y 1903. Este Papa es universalmente reconocido por ser el autor de la encíclica Rerum Novarum, publicada en 1891, un documento seminal que transformó la postura de la Iglesia ante las cuestiones laborales y los derechos de los trabajadores durante la Revolución Industrial.
El periódico Il Corriere della Sera subraya esta continuidad al señalar: “Al tomar el nombre de León XIV, el nuevo papa presenta una continuidad con León XIII (1878-1903), que se presentó como el ‘papa obrero’, desarrollando la Doctrina Social de la Iglesia como una forma de establecer un diálogo con las demandas de la clase trabajadora, que a fines del siglo XIX protagonizaba un fuerte proceso de organización en sindicatos y partidos socialistas en Europa”. Esta encíclica no solo fue el primer paso para abordar temas socioeconómicos, sino que inauguró formalmente lo que hoy conocemos como la Doctrina Social de la Iglesia, orientándola hacia el compromiso con la justicia social.
Rerum Novarum surgió en un contexto de profundas transformaciones sociales y el avance de movimientos obreros y socialistas. La encíclica defendió principios que, según recuerda el periódico Il Fatto Quotidiano, incluían el derecho a la propiedad privada como un derecho natural esencial, al mismo tiempo que reconocía los derechos laborales fundamentales. Entre estos últimos, destacaba el derecho de los trabajadores a formar asociaciones y sindicatos para la defensa de sus intereses y la exigencia de un salario justo que garantizara una vida digna.
Sin embargo, la audacia de Rerum Novarum al inmiscuirse en asuntos materiales y económicos no fue bien recibida por todos en su época. Generó recelo tanto en sectores de la clase acomodada, que veían cuestionado su estatus, como entre algunos obreros, ya que, como señala el periódico El Listín Diario, dudaron de la autoridad de la Iglesia para intervenir en esos ámbitos.
Fortalecimiento de la Doctrina Social de la Iglesia
La elección del nombre, descrito por medios italianos como un mediador y con una notable cercanía al Papa Francisco, sugiere una posible intención de revitalizar o poner especial énfasis en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, especialmente en lo referente a la dignidad del trabajo, la justicia económica y el diálogo con los desafíos sociales contemporáneos.
Si bien los ejes apostólicos específicos de su pontificado se irán revelando con el tiempo, su nombre parece ser una declaración de intenciones: un puente entre la tradición de defensa obrera de León XIII y los retos del siglo XXI.
La fuerte retórica anticomunista presente en Rerum Novarum coexistía, según el texto, con una denuncia de la explotación capitalista, defendiendo la propiedad privada pero también la dignidad humana y la necesidad de los sindicatos. Para algunos, es precisamente en los escritos de León XIII donde reside la génesis de la justicia social, concepto que hoy sigue generando debate.
