La reducción de la jornada laboral en México es un tema que ha cobrado relevancia tras la propuesta de reformar el artículo 123 de la Constitución para disminuir el límite semanal de 48 a 40 horas.
En un reciente artículo del diario Dinero en Imagen, se expuso la postura de Mario López Roldán, director de la OCDE en México para América Latina, quien instó a no postergar la reforma, señalando que México es uno de los países con las jornadas más largas y niveles bajos de productividad.
La iniciativa, que plantea un esquema de transición gradual, fue retomada en la Cámara de Diputados y deberá aprobarse antes del 15 de diciembre de 2024 para evitar demoras hasta abril de 2025. La propuesta establece dos días de descanso por cinco de trabajo, con el objetivo de mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal de los trabajadores.
No obstante, algunos sectores, como manufactura y salud, podrían enfrentar desafíos para implementar este cambio, lo que podría llevar a desigualdades entre industrias. Para algunos trabajadores, la semana laboral reducida podría significar menos beneficios, como las vacaciones pagas, debido a ajustes en los costos empresariales.
Aunque persisten las dudas, los defensores de la reforma sostienen que un ambiente laboral más saludable y productivo es posible con una planificación adecuada. De acuerdo con Cobee, «este cambio podría conducir a un ambiente laboral más saludable» si se adapta a las necesidades de cada sector.
