Después del acto de apoyo a Jair Bolsonaro, el pasado 7 de septiembre, se evidenció la poca adhesión al modelo por gran parte de la población, principalmente los sectores más pobres, producto del aumento del desempleo, la inseguridad laboral, el aumento de los precios de los alimentos y los servicios del hogar.
La encuesta que fue realizada por Datafolha, entre el 13 y el 15 de septiembre, y que entrevistó a 3.667 votantes de 190 ciudades reveló que, el 60% de los asalariados no registrados, los llamados “uberizados”, trabadores sin derechos, evalúan al Gobierno como “malo” o “terrible”. Mientras que solo un 17% sostiene que es “bueno” o “excelente”.
Por su parte, los que tienen acceso a hasta dos salarios mínimos piensan que el presidente es “malo» o “terrible”. Mientras que la cifra de los que ganan de cinco a diez salarios mínimos aumentó del 41% a 50%.
Por otro lado, los resultados arrojaron que el 61% de las personas con títulos universitarios desaprueban totalmente la gestión de Bolsonaro. Lo que se contrapone con el segmento evangélico, electorado fiel a la propuesta política, económica y social, aunque el porcentaje de desaprobación aumentó 11 puntos desde enero.
Una de las conclusiones centrales del informe, publicado por la centra, es que las clases más pudientes y los empresarios siguen siendo los únicos sectores que apoyan al actual presidente.
