La Federación Internacional de Periodistas FIP publicó su 34º informe anual sobre periodistas y personal de medios de comunicación asesinados, el cual reveló que 122 profesionales fueron asesinados en 2024. Entre las víctimas, se registraron 14 mujeres periodistas.
La organización reiteró su llamado a los Estados Miembros de las Naciones Unidas para que adopten la Convención Internacional sobre la Seguridad e Independencia de los Periodistas, con el fin de acabar con la impunidad en los crímenes contra la prensa.
«Este año marca uno de los más mortíferos para los periodistas, ya que Palestina es, con diferencia, el país más peligroso por segundo año consecutivo. A pesar de nuestros reiterados llamamientos y advertencias, Israel ha continuado la matanza de periodistas en Palestina, Líbano y Siria. Los crímenes de Israel contra los periodistas no deben quedar impunes», afirmó el presidente de la FIP, Dominique Pradalié.
Según el informe, Oriente Medio y el Mundo Árabe fueron las regiones más afectadas, con un total de 77 muertes, en su mayoría ocurridas en Gaza y Líbano. Sin embargo, el riesgo para los periodistas se mantiene en otras partes del mundo. En Asia-Pacífico, se reportaron 22 asesinatos; en África, diez; en América, nueve; y en Europa, cuatro. La FIP ha destacado que estas cifras reflejan la vulnerabilidad constante de los profesionales de los medios de comunicación, especialmente en zonas de conflicto y regímenes autoritarios.
El informe también recoge cinco casos emblemáticos de periodistas asesinados en diferentes regiones, con el objetivo de ilustrar los peligros que enfrentan los trabajadores de la prensa. Estas historias, según la FIP, muestran cómo la violencia contra la prensa sigue siendo una amenaza global que requiere medidas urgentes y concretas.
La FIP continúa exigiendo que los Estados implementen marcos legales más sólidos para proteger a los periodistas y garantizar la rendición de cuentas de los responsables de estos crímenes. «La falta de justicia en estos casos solo fomenta más violencia y silencia la libertad de prensa», concluyó Pradalié.
