La Organización Internacional del Trabajo OIT presentó su informe «Juventud en cambio: desafíos y oportunidades en el mercado laboral de América Latina y el Caribe«, el cual advierte que los jóvenes de la región enfrentan tasas de desocupación tres veces superiores a las de los adultos, además de una informalidad que afecta al 60% de quienes trabajan.
El estudio examina la evolución del empleo juvenil en la región y destaca el impacto de la pandemia, las desigualdades estructurales y las dificultades de inserción laboral que enfrentan los jóvenes, especialmente las mujeres y las personas en situación de vulnerabilidad. Según el documento, la precariedad laboral y la falta de acceso a la seguridad social son obstáculos clave para el desarrollo económico y social.
Desigualdades persistentes y falta de oportunidades
La OIT señala que, aunque ha habido una recuperación progresiva del empleo tras la crisis del COVID-19, persisten desigualdades significativas en el acceso a trabajos de calidad. En 2023, la tasa de desempleo juvenil triplicó la de los adultos, y el 60% de los jóvenes con empleo lo hacen en condiciones de informalidad, sin acceso a derechos laborales básicos.
Ana Virginia Moreira Gomes, directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe, subrayó la urgencia de políticas inclusivas para revertir esta realidad. «Las brechas de acceso al empleo juvenil tienen un impacto directo en el desarrollo de la región. Necesitamos políticas de empleo inclusivas que faciliten la transición de las personas jóvenes a trabajos de calidad», afirmó.
Desajuste entre educación y mercado laboral
Otro de los hallazgos del informe es la creciente distancia entre la formación académica de los jóvenes y las demandas del mercado laboral. A pesar de valorar la educación como un medio para mejorar su empleabilidad, muchos enfrentan dificultades para acceder a puestos acordes con su formación.
Asimismo, la OIT destaca que el auge del trabajo en plataformas digitales ofrece flexibilidad, pero, en la mayoría de los casos, no garantiza estabilidad ni derechos laborales básicos. Esta precarización del empleo se suma a la desconfianza de los jóvenes en los sistemas de seguridad social y pensiones, lo que los lleva a buscar alternativas de ahorro independientes.
Mujeres jóvenes: las más afectadas
El informe también resalta que la mayoría de los jóvenes que no estudian ni trabajan remuneradamente son mujeres, ya que las responsabilidades del hogar y el cuidado de terceros dificultan su acceso a un empleo formal. Para reducir esta brecha, la OIT recomienda fortalecer los sistemas nacionales de cuidado y fomentar políticas que garanticen igualdad de oportunidades laborales.
Propuestas de la OIT para mejorar el empleo juvenil
Para enfrentar estos desafíos, la OIT propone fortalecer los sistemas de formación profesional, implementar políticas activas de empleo juvenil y reforzar la protección social. Además, hace un llamado a ampliar la representación sindical de los jóvenes y a mejorar su conocimiento sobre derechos laborales.