En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Coordinadora de los Pueblos de la Federación Sindical Mundial (FSM) emitió un comunicado reitera el urgente para combatir la violencia machista en los lugares de trabajo.
Bajo el lema «Sindicalismo feminista internacionalista para ser libres», el mensaje resalta la necesidad de espacios laborales seguros y cómodos para las mujeres, al tiempo que denuncia las múltiples formas de opresión que persisten en el ámbito laboral.
“La violencia machista es todo un sistema de castigo y sanción con diferentes dimensiones. Es estructural y es la herramienta del sistema heteropatriarcal capitalista y racista para mantener a las mujeres en situación de opresión”, señala el comunicado, subrayando las prácticas laborales que perpetúan estas desigualdades, como despidos, cambios de horario y negación de medidas de conciliación.
La FSM destacó que la falta de mecanismos efectivos para denunciar y erradicar esta violencia representa una omisión grave por parte de empresas, administraciones públicas y sistemas de inspección laboral.
“Los datos son claros: no hay mecanismos ni herramientas eficaces para denunciar estas situaciones. Demandamos a las instituciones locales, estatales y europeas que desarrollen políticas eficaces para combatir la violencia machista en el entorno laboral”, afirman desde la organización.
Asimismo, el texto denuncia la resistencia a la inclusión de las mujeres en espacios de toma de decisiones sindicales y políticos, una cuestión que consideran clave para erradicar las violencias. Según la federación, es imprescindible “garantizar la participación activa de las mujeres en el sindicalismo de contra-poder que construimos diariamente”.
El comunicado concluye haciendo un llamado a fortalecer el feminismo como una práctica política transversal e interseccional, destacando que el internacionalismo sindical es una herramienta esencial para enfrentar un modelo laboral que califican de «injusto, violento y desigual».
Este 25 de noviembre, el movimiento sindical feminista se posiciona no solo como una voz crítica, sino también como un motor de cambio para transformar las condiciones laborales de las mujeres y construir espacios libres de violencia.