El pasado 15 de enero concluyeron las audiencias de la Acción de Protección para 123 personas, entre hombres y mujeres, en contra de la empresa Furukawa Plantaciones C.A. del Ecuador y el Estado ecuatoriano.
Pese a la necesidad de contar con la sentencia por escrito y notificar a los interesados, el juez reconoció oralmente un fallo favorable a los accionantes en miras a garantizar una reparación integral.
El Juez Constitucional de Santo Domingo, Carlos Vera, declaró la existencia de “servidumbre de la gleba”, reconocida por el Sistema de Naciones Unidas como una forma contemporánea de esclavitud, así también como la violación a varios derechos humanos, entre ellos, los derechos a la vida digna, salud, libertad personal, igualdad material y no discriminación.
Algunas de las medidas de reparación mencionadas en el fallo son la obligación de la empresa y de los Ministerios de Salud y Trabajo e Inclusión Social, de indemnizar a los accionantes y pedir disculpas públicas en medios nacionales y locales, en el texto deben incluirse los nombres de los 123 trabajadores.
Los trabajadores, conocidos como “abacaleros”, por su labor como extractores manuales de fibras de la planta abacá, con uso industrial, junto a sus familias se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad.
Portales como El Comercio develaron las condiciones inhumanas en las que se encuentran: no cuentan con seguridad social, contrato de trabajo, seguridad laboral, viven en covachas de 3 x 3 metros, no cuentan con un servicio de agua ni de luz y no tienen baños.
El producido en esta hacienda se vendía exclusivamente a la firma Furukawa, a muy bajo precio, pese a que la fibra de abacá duplicó su precio en los últimos años.
Según los testimonios recabados por diferentes medios de comunicación, del país latinoamericano, al menos tres generaciones completas de afrodescendientes trabajaron en las haciendas de la empresa con un nivel de alfabetización nulo.
También se comprobó la existencia de trabajo infantil desde los 8 años, en la actividad conocida como “burre” que consiste en el traslado de la fibra en burros hasta la máquina desfibradora de abacá.