Enviados especiales desde Ginebra – En el marco de la 113ª Conferencia Internacional del Trabajo, y al conmemorarse el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, la OIT alertó sobre el estancamiento en la lucha por erradicar esta problemática. La sindicalista Jordania Ureña Lora llamó a reforzar el compromiso con políticas concretas y urgentes.
A pesar de las políticas implementadas en las últimas décadas y de ciertos avances regionales, el trabajo infantil sigue afectando a 138 millones de niñas y niños a nivel mundial, según un nuevo informe conjunto presentado por la OIT y UNICEF. De ese total, 54 millones realizan tareas consideradas peligrosas que amenazan su salud, seguridad y desarrollo integral.
Durante el acto conmemorativo —celebrado este 12 de junio— la organización puso en evidencia que, tras años de progreso sostenido, el mundo asiste ahora a un preocupante estancamiento. En las Américas, la situación también es alarmante: se estima que más de 8,2 millones de niños y niñas están involucrados en actividades laborales, y 5,5 millones de ellos lo hacen en condiciones de alto riesgo.
🔴 Un nuevo informe de la OIT y @UNICEF revela que 138 millones de niñas y niños aún están en situación de trabajo infantil, y 54 millones realizan trabajos peligrosos.
Debemos actuar ya para proteger su futuro y erradicar el #TrabajoInfantil.
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— OIT (@OITnoticias) June 11, 2025
Desde Ginebra, la representante sindical Jordania Ureña Lora advirtió que «la erradicación del trabajo infantil no puede esperar más» y que «es una responsabilidad compartida de los gobiernos, las empresas y las organizaciones sociales».
“La región ha avanzado, pero millones de niños siguen atrapados en actividades que atentan contra su salud, su educación y su futuro”, sostuvo Ureña Lora, quien llamó a reforzar los sistemas de protección social, garantizar el acceso efectivo a la educación y erradicar la pobreza estructural que empuja a muchas familias a depender del trabajo infantil como única fuente de ingresos.
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La sindicalista también cuestionó a aquellos Estados que, si bien han ratificado los convenios internacionales —como el Convenio 138 sobre edad mínima y el 182 sobre las peores formas de trabajo infantil— no han aplicado de forma efectiva las políticas necesarias para cumplirlos. “No basta con firmar acuerdos. Lo que falta es voluntad política para llevarlos a la práctica”, remarcó.
El informe advierte que la situación se ha visto agravada por las consecuencias de la pandemia, los conflictos armados, la inflación y la precarización del trabajo adulto. Estos factores profundizan la vulnerabilidad de millones de hogares, especialmente en las zonas rurales, donde el trabajo infantil se concentra principalmente en el sector agrícola.
En este contexto, la OIT y UNICEF instaron a los países a acelerar los esfuerzos para cumplir con la meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que exige erradicar el trabajo infantil en todas sus formas antes de 2025.
“El trabajo infantil no es un problema aislado. Es el síntoma de un sistema injusto que necesita transformarse”, concluyó Ureña Lora. Su mensaje resonó como un llamado urgente a no naturalizar lo inaceptable y a construir un futuro en el que cada niño y niña tenga garantizado su derecho a crecer, jugar y aprender.